16 oct 2007

Henri Philippe Benoni Omer Joseph Pétain (1856-1951) (2)

Henri Philippe Benoni Omer Joseph Pétain (1856-1951)

[...] Gran Bretaña representa el enemigo más temible. Se la puede vencer mediante una guerra submarina, a la que Berlín se opone para no comprometer la neutralidad de Estados Unidos. Pero contra el sector continental, que sostiene sus ejércitos en Flandes, no es oportuno iniciar una acción importante en invierno, debido a las condiciones climatológicas y topográficas muy desventajosas. Sin embargo, le privaríamos de su primera espada y amputaríamos gravemente su fuerza si rematásemos el ejército francés, que parece próximo a sus límites de resistencia, después de quince meses de pérdidas y de fatigas incesantes.
Para conseguirlo, ¿debemos fijar objetivos lejanos y de una importancia capital, como París? De ninguna manera. Es suficiente emprender una batalla en el sector que, por consideraciones de orden moral, Francia defenderá hasta la última gota de sangre con tal de no perder estas plazas, que considera como un pedazo de su alma. Verdún, puestos a elegir, constituye el objetivo más indicado.
La diosa Fortuna ha designado Verdún como el siguiente campo de batalla.
Joffre, a inicios de 1916, considera poco probable un ataque en el sector de Verdún, y Castelnau valida la defensa de esta plaza como suficiente.
El ataque alemán previsto para el 12 de febrero se retrasa hasta el 21 de febrero debido al mal tiempo.
Pétain escribirá: "Los alemanes atacan con una potencia y una violencia hasta entonces no igualada. Los franceses responden al desafío, ya que Verdún no es sólo la mayor fortaleza del este destinada a cerrar el camino de la invasión, es el boulevard moral de Francia."
No obstante, los franceses tan sólo cuentan con 163 cañones y dos divisiones imcompletas, las trincheras son poco profundas y mal conectadas entre sí, en la primera línea. La segunda línea es igual de débil, y la tercera es inexistente.
En los primeros compases del ataque la impresión es de destrucción total. Los alemanes cortan la línea de ferrocarril que conduce a Verdún, y en una proporción de 5 a 2, en tropas, se lanzan sobre las líneas francesas. Douamont cae el 25 de febrero, la situación es insostenible y se da la plaza prácticamente por perdida. Ver mapa.
El 24 de febrero ante la magnitud del desastre, Joffre envia un telegrama al cuartel de Noailles para solicitar la ayuda de Pétain. La urgencia de la orden obliga a Serrigny a buscar Pétain en París. Esa misma noche, en Chantilly es recibido por Joffre, quién no le facilita ningún plan preconcebido, simplemente que resista y en que en algún caso extremo ceda terreno, el mínimo. Como colofón, reciben la noche de que Fort Douamont ha caído. Los alemanes se encuentran a tan sólo 4 kilómetros de la última línea defensiva francesa, en Saint-Michel y Souville.
Pétain toma el mando del II Ejército de manos del general De Castelnau, quien le informa de la situación. Castelnau, no obstante, considera que la evacuación de la ribera derecha del Mosa es inaceptable según el ideario militar francés de esos momentos. Así pues, De Castelnau ordena que la ribera derecha aguante al precio que sea.
Pétain ya al frente del II Ejército se dispone, como siempre, a reconocer el terreno para reorganizar el frente de combate.
Con una visión estratégica impresionante, Pétain decide que las exhaustas tropas de las divisiones del XXXº Cuerpo de Ejército sean reemplazadas por las divisiones del XXº C. E., las cuales están al mando del general Balfourier.
Pétain también da la orden de formar una línea de defensa entre las fortalezas que aún estan en manos francesas (rápidamente ocupadas), para mantener esta línea a toda costa y así ganar tiempo, necesario para reforzar el frente con tropas de su II Ejército. Esta medida proporcionó a la artillería, en un breve periodo de tiempo, para situarse en ambas riberas del Mosa, especialmente en la izquierda para castigar al ejército alemán.
Pétain también organizó un sistema de aprovisionamiento, en forma de noria, para tropas, munición y avituallamiento entre Verdún y su hinterland, para evitar su aislamiento. Se trataba de una estrecha carretera que conectaba Verdún y Bar-le-Duc, a través de la cual se mantenía este sistema rotativo y tan vital para la subsistencia de este frente.
Pétain sistematizó sus órdenes con tres claros objetivos o misiones. Primeramente, organizar el frente para una batalla con posibilidades de defensa. En segundo lugar, detener el empuje alemán mediante el uso de la artillería y por último, aunque quizás el más vital, asegurar y mantener la logística del frente.
En este punto, vió que sólo podía contar con la pequeña y estrecha carretera hacia Bar-le-Duc, juntamente con una pequeña línea ferrea de vía estrecha, llamada Le Petit Mosin.
La carretera - que con el tiempo, llamarían Voie Sacrée - era lo que más le preocupaba, ya que cualquier avería o similar podía taponarla y frenar el flujo de tropas, víveres y municiones creando una situación crítica. Esta vía tenía unos 75 kilómetros de largo y unos 7 metres de anchura. Para conservarla, dispuso de tropas de reserva, unos 8.000 hombres, que se desplegaron en las cunetas para recoger los guijarros de los campos circundantes, así como de pequeñas canteras que se abrieron a lo largo de la ruta, y arrojarlos contínuamente a la carretera para evitar el deterioro contínuo, ya que transitaban por ella más de tres mil camiones al día, transportando a la semana unos 90.000 hombres y unas 50.000 toneladas de material.
Igualmente, Pétain debía evitar la maniobra envolvente que Falkenhayn estaba planeando, para ellos debía proteger la posición Avoncourt-Cote 304-Mort-Homme-Cimières. No obstante, la opción de retirada en ese punto parecía abierta, sobretodo para evitar la tenaza alemana. Para todo ello, organizó una segunda línea defensiva apoyándose en ambas orillas del Mosa y sus fortificaciones. Inmediatamente ordenó fustigar mediante la artillería las cotas de Talou y de Poivre, las tropas alemanas detuvieron el avance el 26 de febrero.
Su interés por la tropa y su situación, le llevará a trasladar el cuartel hasta Souilly, así podrá observar en primera persona y detenidamente el movimiento de tropas que van y vienen del frente. Su preocupación por el soldado le decide a ordenar constantes relevos de hombres de primera línea. Al contrario que los alemanes, los franceses no pasan largo tiempo en primera línea ni en forma estática. Esta organización necesitará el mayor número posible de efectivos. Pétain, en este y otros puntos, será dónde diferirá de Joffre; para éste último no es más que una batalla, mientras que Pétain tiene una visión más global, pensando incluso en el Somme.
En marzo de 1916, Joffre le pide la reconquista del terreno perdido y en especial Fort Douamont. Pétain le pide más refuerzos. Las peticiones y sus respuestas negativas muestran, otra vez, sus diferentes opiniones y concepciones sobre lo que es la guerra para ambos. Pétain, opina, que debe mantenerse a la defensiva hasta no disponer de todos los medios; y Joffre aboga por potentes ataques de desgaste.
No obstante, el 6 de marzo las tropas alemanas inician el llamado ataque por las dos alas. Y una de las más cruentas batallas del conflicto: Le Mort-Homme y la Côte 304.

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